Sólo los más veteranos puede que se acuerden de esos primeros tiempos de los ordenadores domésticos. A título personal, aún rememoración cuando en mi casa compramos el segundo ordenador: un 486 a 50 Mhz, gráfica SVGA de 32 Bits, 8 Mb de memoria RAM , polímero de sonido Sound Blaster de 16 Bits, conferenciante de CD-ROM de cuatro velocidades y un disco duro de 50 megas. Un ”maquinón” para la época, 1994. Y obviamente venía con la última lectura de Windows en la que se incluían algunos juegos.
Pero hay uno que era particular, uno que se distribuyó integrado internamente de la tercera revisión del sistema eficaz que Microsoft sacó a la traspaso en 1984 y que fue mi primera yuxtaposición antiguamente de instalar ningún esparcimiento. Concretamente, en la lectura Windows 3.1, fue uno de los programas que más se jugaron en esas horas muertas en la oficina (o incluso de trabajo, porque es que es adictivo como él solo), o cuando sólo queríamos producirse un poco el rato ejercitando la dialéctica y la deducción: el Buscaminas.
El mejor incentivo para usar Windows
En los primeros primaveras de vida de Windows, no todo el mundo sabía instalarse programas con los que entretenerse en sus ordenadores, insólito del hecho de que gran parte de los videojuegos de la época sólo eran compatibles con el sistema MS-DOS, asimismo propiedad de la compañía de Bill Gates. Para potenciar la popularidad del nuevo sistema de ”ventanas”, Microsoft decidió pre instalar en el sistema eficaz una série de programas sencillos que, encima de proporcionar entretenimiento a los usuarios cuando no tenían mucho que hacer frente al ordenador o estaban aburridos, demostraban la viabilidad de su nuevo producto como plataforma de juegos. Entre ellos, el que nos ocupa.
Pero el Buscaminas no se planeó originalmente como software para Windows 3.1. A posteriori de que el antedicho sistema eficaz de Microsoft -el OS/2, desarrollado conjuntamente con IBM– fracasara, la compañía decidió rescatar uno de los programas que tenían que venir integrados internamente de él para presentarlo como software de esparcimiento en su nuevo y flamante sistema eficaz. Proponía al sucesor apañarse las minas que había ocultas en un tablero.
Con el clic izquierdo, descubríamos una casilla y esta podía contener un número. Éste nos indicaba cuántas minas adyacentes había en esa posición. Valiéndonos de otros clics en posiciones en las que deducíamos dónde no debía estar la mina detectada, se desbloqueaban otros números, que podían hacer remisión a la mina que estábamos buscando o a otra. Una vez creíamos aprender donde estaban, teníamos que marcar las casillas en las que suponíamos que estaban con un clic derecho.
El esparcimiento nos decía cuantas minas quedaban por marcar, y si nos habíamos errado en alguna posición nos mostraba en el contador un -1,-2,-3 y así sucesivamente en función de cuantas posiciones no hubiéramos afectado perfectamente. Teníamos que repasar las posiciones o tratar de hacer clic izquierdo en alguna posición en la que no estuviera la mina para corroborar nuestros cálculos… y a veces estaba puntual donde elegíamos clicar y se ponía fin a nuestra partida.
Curiosidades del Buscaminas, la kriptonita gremial de Bill Gates
Este planteamiento tan elemental aunque inductivo era lo que hacía al Buscaminas un esparcimiento tan sano para nuestra materia sombrío como adictivo. De hecho, el propio Bill Gates invirtió muchas más horas de las que le gustaría investigar jugando a este esparcimiento en sus ratos libres y no tan libres durante el trabajo. Hasta llegó a pedirles a sus compañeros de asma que le prestaran sus ordenadores para poder retozar al esparcimiento. Finalmente, Gates tuvo que cortar por lo sano con su yuxtaposición y admitió hallarse obligado a desinstalar el esparcimiento de su propio equipo y de otros. Cosa que a posteriori de haberlo rejugado para poder hacer este artículo asimismo tendré que hacer.
Pero esta no es la única curiosidad que rodea al pequeño software de entretenimiento de Windows 3.1. Pese a que Microsoft lo incluyó como proposición lúdica en su sistema eficaz, el Buscaminas asimismo podía servir como primera experiencia con un ratón como interfaz para muchos usuarios, y así se familiarizarse con él. Si os fijáis, el esparcimiento obliga a poner el cursor de una forma un tanto precisa en donde queremos hacer clic, y requería del manejo de sus dos recadero para poder completar las partidas.
Al fin y al lado, y pese a la existencia de otros sistemas que permitían el uso del ratón para comunicarse con el PC -como algunas versiones de Unix-, fue Windows con el Buscaminas el que extendió y masificó el uso de “la rata”, y que a día de hoy es el dispositivo preferido para retozar a la gran mayoría de FPS del mercado, aunque asimismo hay que investigar que los juegos de cartas como el Solitario servían de software para practicar para otras funciones que se podían hacer con el ratón, como el remolque manteniendo pulsado el clic izquierdo.
El propio Bill Gates invirtió muchas más horas de las que le gustaría investigar jugando a este esparcimiento
Y un detalle más atípico aún es la forma de enganchar a quienes lo prueban: la primera vez que hagamos clic en el tablero, sea donde sea, nunca detonaremos una mina. El creador del software, Curt Johnson, dijo querer programarlo así para que la primera experiencia con el esparcimiento no fuera frustrante si el sucesor tenía la mala suerte de hacer su primer clic en el ”Game Over” que supone descubrir una mina. Haced la prueba; veréis que es inasequible perder a la primera.
Destacar asimismo que pese a la caducidad del software, a día de hoy todavía son miles de personas las que lo juegan por su sencillez y yuxtaposición. Si no lo creéis, ha habido hasta campeonatos del mundo para el Buscaminas. Obviamente, ya no se incluye en los sistemas operativos de Windows actuales -el final que lo traía de serie era el Windows 7-, pero aún puede descargarse de forma gratuita en una de sus múltiples versiones, con gráficos más actuales, desde la Windows Store. O si sois nostálgicos podéis retozar al flamante -también gratuitamente- en la página web buscaminas.eu.