Estoy convencido de que el sueño de muchos desarrolladores es concluir en Kojima Productions trabajando codo con codo con cualquiera como Hideo Kojima. Desde luego, debe ser emocionante estar tan cerca de un condición de los videojuegos, capaz de establecer propuestas siempre únicas y genuinas. Sin bloqueo, estoy seguro de que tiene igualmente su contrapartida, y aunque aprenderás mucho y estarás al flanco de un gran talento, igualmente tendrás que luchar con el peso de la triunfo (la suya, por supuesto).
No soy el primero que sugiere que trabajar con Hideo Kojima es complicado, de la misma forma que pienso que lo sería con Shigeru Miyamoto (que se lo digan a los autores del Star Fox de SNES) u otros como el retirado Michel Ancel, por citar solo algunos. Ponerte al flanco de cualquiera así, implica la excelencia, darlo todo. Pero hay casos y casos, y puede que el de Kojima sea uno de los más especiales… y igualmente controvertidos. ¿Por qué? Básicamente, por todo lo que tengo que comentarte a continuación.
Desarrollos al coto para los trabajadores
Las producciones lideradas por Hideo Kojima destacan por ofrecer siempre poco dispar, poco que se sale de lo convencional… y sí, eso requiere mucho esfuerzo por parte de cantidad de personas. No pespunte con tener buenas ideas, sino que ha de existir un equipo detrás que sea capaz de hacerlas efectividad. Hablo de diseñadores, programadores, artistas… Kojima es el cerebro detrás de cada videojuego, pero es necesario un equipo multidisciplinar y experimentado, poco que el director espiritual japonés ha tenido la oportunidad de poseer en varios momentos de su meteórica carrera.
En un documental producido por Konami, con motivo del estreno de Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots, se cuenta un excéntrico episodio relacionado con una de las más cosas que más temían los empleados: la insistencia de Kojima en introducir cambios de todo tipo… aún estando el equipo a pocos meses de culminar su explicación. Está adecuadamente documentado, por ejemplo, el encontronazo que tuvo con Yuji Korekado, que quería concluir el pulido del equipo para estabilizarlo, mientras que Hideo Kojima presionaba para retrasar el proceso y ingresar tiempo de cara a incorporar más instrumentos. El equipo llegó a sentenciar que era poco habitual este proceder, pero que con cada entrega había ido a más. No es de desconcertar que más de uno acabara descontento con esta forma de trabajar, la cual añadía incontables (y a veces extenuantes) horas de trabajo al explicación.

Un creativo difícil de comprender
Las ideas de Hideo Kojima suelen desaguarse de lo convencional. Tanto, que en innumerables ocasiones le ha costado transmitir qué es lo que quiere hacer con cada nuevo videojuego. El caso de Death Stranding es probablemente uno de los más evidentes, adecuado a lo extravagante que resulta tanto su concepto jugable como narrativo, harto alejado de todo lo que habíamos trillado hasta ahora en la industria del videojuego.
«Trataba de explicarme lo que quería conquistar con este equipo, y me quedaba perplejo como un idiota». (Mads Mikkelsen)
Es divertida la suceso que contó el actor Mads Mikkelsen durante una entrevista con el portal Polygon. Cuenta el comediante que da vida a Cliff en el videojuego, que no tenía ni idea de qué le estaba hablando: «Trataba de explicarme lo que quería conquistar con este equipo, y me quedaba perplejo como un idiota». Comenta Mikkelsen que tuvo que pedir que le repitiera el concepto una y otra vez: «Cuando la obra estuvo terminada, todo tenía sentido, pero cuando te lo explicaba era difícil de entender». Y esto es peligroso. Es comprensible que cuando un concepto es profundo y ideal tenga sus dificultades, pero parece que en el caso de Kojima muchas veces sus compañeros nunca han fracasado de entender completamente qué es lo que pasaba por su comienzo. Por eso es complicado trabajar con él. Es un condición, pero seguramente la costura comunicativa no se encuentra entre sus mayores bazas.

Egolatría connatural
Hay personas que simplemente son egocéntricas, y Hideo Kojima creo sinceramente que es una de ellas. Luego de todo, hoy en día debe su éxito y popularidad a este característica de su personalidad. Mientras que compañías como Rockstar funcionan como un equipo de cara a la salón, en el caso del japonés asociamos el videojuego a su figura: de ahí lo de «A Hideo Kojima Game». Por supuesto, esto tiene sus pros y sus contras. Como parte positiva, puedes aseverar que es una obra de autor, muy personal, que se sale de lo habitual para hacer -incluso- una introspección filosófica (Death Stranding está basado en la sensación de Kojima de que estamos cada vez más desconectados).
Pero todo esto tiene una contrapartida muy importante, y es que cualquier figura que no sea Hideo Kojima queda ensombrecida. En todas las producciones en que ha participado como director, hay un montón de talentos que hacen posible que Kojima reluzca, pero su nombre es el primero que aparece siempre, y a veces de forma exagerada, como en Metal Gear Solid V: The Phantom Pain. Sus compañeros pueden comprenderlo, porque es una modo de traicionar mejor cada videojuego, pero si trabajas con él has de hacerte a la idea que siempre estarás a la sombra. Incluso Yoji Shinkawa, el condición comediante detrás del diseño de Metal Gear, queda en segundo plano cuando su presidente aparece en suceso.