Dungeons and Dragons es una franquicia icónica e inmortal. Sin requisa, y como pasa con tantos otros juegos de rol, la entrada puede hacerse muy cuesta en lo alto para los profanos del extensión de dados y la creación de partidas en lejanos reinos inventados. Aunque no es la primera vez que Dragones y Mazmorras se acuerda del fan más novato en sus productos, sí creo que la Caja de Inicio ha conseguido el firmeza espléndido para iniciarse en un mundo maravilloso como el del rol en genérico y el de D&D en particular, como se ha acabado en videojuegos con sagas como Baldur’s Gate o Neverwinter Nights. Para ello, sus creadores han tenido que hacer un control de humildad para detectar algunas de las barreras que complica a algunos jugadores iniciarse en el sistema creado por el añorado Gary Gygax. Tras unas horas analizando y jugando a Los Dragones de las Tempestades creo que han legado en el clavo. Para entenderlo hay que retroceder a tus inicios roleros.

¿Recuerdas tu primera partida? Yo sí, perfectamente. Rememoración estar más de una hora tratando de entender cómo se hacía una ficha y buscando y consultando a un máster sobrado cretino y con mucha prisa por comenzar cada uno de los pasos que daba, torpemente, repartiendo las estadísticas como la ilusión y las ganas mejor me lo permitían. Lógicamente, quedó un personaje completamente descompensado y que me acabó dando más disgustos que alegrías en mis primeras sesiones de encaje, en las que nos pasábamos interrumpiendo los momentos divertidos de interpretación con preguntas que debían ser escudriñadas en un inmenso manual de encaje interminable con las cubiertas rotas. Nadie terminaba de entender cómo se ejecutaban las tiradas y sus mercancía en partida, lo que nos llevaba a inventarnos la porción de lo que pasaba.
Han conseguido capturar la esencia de un encaje de cientos de páginas en un muy práctico breviario
Reduzcamos más al desatinado la primera experiencia. ¿Existen dados de más de seis caras? ¿Dónde se compran? ¿Y si no estoy en una ciudad espacioso y las tiendas on-line aún no existían? He comprado un legado 4, 6, 10 y 12, ¿puedo juguetear si me yerro el de 8 y 20 caras? Reconozcámoslo: Dungeons and Dragons nunca ha sido una experiencia amable con el novato. Aquí, sin requisa, todo está construido para que la experiencia sea sencilla y vaya de la mano para los jugadores, pero además para los másters inexpertos, con ideas, guías y consejos que ayudarán a que tu primera experiencia creando aventuras sea completamente inolvidable. Abres la caja y lo primero que encuentras es la colección de seis dados, un problema menos. En el interior hay dos manuales y cinco fichas de encaje, ¿en qué consisten?

Qué incluye la Caja de Inicio de Dungeons and Dragons
El primer manual son 32 páginas con un breviario claro, directo y cristalino de las normas básicas de Dungeons and Dragons. Entiendo que jugadores avanzados creerán que es una almohadilla del todo insuficiente para habitar la, digamos, «auténtica experiencia D&D», pero pienso que para ser una iniciación sus creadores han conseguido capturar la esencia de un encaje de cientos de páginas en un muy práctico breviario que no asusta a nadie. El objetivo de la caja de inicio es que te enamores del mundo de Gygax y te quedes, no que acabes siendo un pesado catedrático del mismo. Los que disfruten de su primera aventura ya tendrán tiempo de meterse en su universo y explotar con sus propias alas en los Reinos Olvidados.
Una aventura recomendable para, al menos, cuatro jugadores
El segundo manual es la aventura propiamente dicha. A lo dispendioso de cuatro capítulos se las ingenia para ser el compañero inseparable del máster, ofreciendo consejos de ambientación, mapas, estadísticas y formas de encarar los objetivos de los jugadores. La Caja de Inicio es tan consciente de su cometido, que se ilustra con algunos códigos QR con ayudas para los implicados y algunos consejos para que el narrador disfrute y se enamore de su posición, pero sus jugadores aún más. Una aventura inocente, casi cándida, pero imaginativa y con bases imposibles de imaginar, nunca mejor dicho, para un máster novato. Aquí no hay másters idiotas; aquí solo hay un montón de jugadores con ganas de disfrutar de una partida de rol, y no parece que exista viejo favor que esa para disfrutar de unas cuantas sesiones de Dragones y Mazmorras.

Las fichas, para evitar los problemas a los que se enfrentó vuestro amigo Toni hace ya más de 20 abriles, están rellenas y listas para juguetear. Sí, habrá muchos que se tiren de los pelos con afín audacia, pero creo que es una de las decisiones más inteligentes del pack. Son fichas especiales que explican punto por punto las habilidades más complicadas de entender para los novicios en el arte de audaz de dados. ¿Qué es el daño de túnel? Olvídate de buscarlo en el Ejemplar Notable de Petete o en el manual de la Caja de Inicio; está explicado en la misma ficha. Encima, los creadores han incluido una serie de consejos para que los jugadores pierdan la vergüenza al interpretar a los personajes y proveer el trasfondo de cada uno de los protagonistas. Todo en la misma hoja.
Dungeons & Dragons Starter Set: Dragons of Stormwreck Isle (Traducción en Gachupin)
Una aventura recomendable para, al menos, cuatro jugadores (el manual recomienda que los jugadores alternen hasta dos personajes a la vez si te resulta complicado encontrar un máster y otros cuatro jugadores) para apurar con éxito la encargo. Como habrás imaginado, la Caja de Inicio no es para el deportista que lleva 20 abriles tirando dados a Dragones y Mazmorras; la Caja de Inicio, como reza su nombre y por perogrullo que suene, es una aventura original muy perfectamente pensada y estructurada para ayudar y aconsejar a todos los implicados en la partida en sus inicios en el mundo del rol. Es un set de encaje encorsetado, poco franco a la improvisación en las fichas y que más que ser un puente para los amantes del rol es una puerta para sus futuros amantes. ¿Qué mejor forma de principiar a divulgar D20 que con el rey del productos? Disfruta de tu primera gran aventura en la Isla de las Tempestades.